«La salud planetaria está profundamente comprometida con la equidad»

 Doctor Howard Frumkin

El Dr. Frumkin es miembro del nuevo máster de Salud Planetaria de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

23/02/2022
Teresa Bau
Dr. Howard Frumkin, especialista en medicina interna, medioambiental y laboral, y epidemiólogo

 

El doctor Howard Frumkin es especialista en medicina interna, medioambiental y laboral, y epidemiólogo. Es profesor emérito de Ciencias de la Salud Ambiental y Ocupacional de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Washington, y uno de los fundadores del concepto de salud planetaria. También es vicepresidente sénior del Trust for Public Land, que crea parques y protege la tierra para las personas a fin de garantizar comunidades saludables en las que las generaciones futuras puedan vivir. El Dr. Frumkin es miembro del nuevo máster de Salud Planetaria de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Recientemente ha participado en la presentación del máster, que puede verse en línea.

La UOC pone en marcha un máster de Salud Planetaria. Como uno de los fundadores del concepto de salud planetaria y como miembro del Comité Asesor Internacional del máster, ¿puede definir qué implica este enfoque y cómo ha evolucionado en los últimos años?

El que estáis iniciando en Barcelona es un programa totalmente pionero, y me siento muy honrado de formar parte de él. Muchas personas creen que es más de lo mismo, pero no lo es: se trata de un planteamiento científico revolucionario. La salud planetaria se centra en las personas. Por eso otorgamos tanta importancia al medioambiente, porque ponemos a las personas en el centro de esta forma de pensar. Se basa en sistemas, es decir, todo está conectado con todo, funciona en dirección ascendente, buscando las causas que son la raíz de los problemas de salud y medioambiente a los que nos enfrentamos. También está profundamente vinculada a la equidad: plenamente comprometida con la equidad, la imparcialidad y la justicia entre las personas. Se orienta al futuro porque sabemos que las soluciones que pueden ser adecuadas para hoy pueden no serlo dentro de 50 o 100 años, y busca soluciones, con el fin de no limitarse a definir los problemas, sino también identificar y probar soluciones. Y trabajamos duro para inspirar esperanza.

No conozco ningún paradigma científico que combine todas esas características, y por eso, para mí, el concepto de salud planetaria es innovador e importante.

En su último libro, Planetary Health: Protecting Nature to Protect Ourselves, comparte algunas lecciones que pueden ser útiles para el futuro del planeta.

Te agradezco que menciones este libro. Si algo he aprendido, es que todos hemos nacido y hemos vivido nuestra vida en un contexto de una gran fiesta, la fiesta de los combustibles fósiles y de un suministro de energía y materiales aparentemente infinito. Estamos tan inmersos en este estilo de vida tan consumista que, como el pez del proverbio, que ignora que solo puede vivir en el agua, ni siquiera reconocemos lo inusual que esto es. 

Debemos adoptar esta perspectiva de salud planetaria y aplicarla a cada parte de nuestras vidas: cómo obtenemos la energía, cómo preparamos los alimentos, cómo viajamos, cómo construimos ciudades y edificios, cómo consumimos productos. Debemos ser críticos y analíticos en cada uno de dichos factores. Tenemos que pensar no solo en los aspectos biomédicos de la salud, sino también en unos determinantes más amplios como la felicidad y la plenitud de nuestras vidas. Sabemos que es importante para la gente vivir bien: no solo en lo referente a la salud, sino también en la equidad, el tiempo con los amigos y la familia, la sensación de seguridad y oportunidad. Esto implica que para medir el éxito necesitamos métodos mucho mejores que nuestros típicos indicadores económicos. Necesitamos indicadores que realmente capten lo que es importante: la felicidad, la plenitud, la sostenibilidad medioambiental. Son algunas de las lecciones principales que he aprendido en los últimos años.

Se ha dicho muchas veces que los orígenes de la COVID-19 guardan una relación con nuestra forma de actuar contra la naturaleza. Pero parece que no hemos aprendido la lección.

Sabemos, por la COVID-19 y otras pandemias que han ocurrido antes y que seguirán ocurriendo, que algunos de los factores de riesgo son abordados explícitamente por la salud planetaria: alteración de ecosistemas, incursiones humanas en ecosistemas, nuestro sistema alimentario —cría de carne y aves, y los mercados de animales vivos ("mercados mojados") que existen en algunas partes del mundo. Son prácticas que incrementan el riesgo de efectos colaterales.

¿Qué políticas pueden ayudar a reducir el riesgo de una nueva pandemia en el futuro?

Conocemos algunos factores protectores contra las pandemias, que son importantes no solo para evitar pandemias, sino también para protegernos contra otras crisis y retos, por ejemplo, un fuerte sentido de la solidaridad social. A los países con un mayor sentido de la solidaridad les ha ido mucho mejor contra la COVID-19, mientras que los países más polarizados, como el mío, tienen muchas más dificultades. 

El respeto por la ciencia y el compromiso con un reparto justo de los recursos dentro de los países y entre países también son importantes para controlar el riesgo de pandemia. Todavía no hemos demostrado que lo hemos entendido con la vacuna contra la COVID-19. 

Por eso, teniendo en cuenta que con el tiempo nos enfrentaremos a más pandemias, debemos aprender a crear solidaridad social y orientar la toma de decisiones hacia la ciencia, la equidad y la justicia. Creo que son las lecciones de la pandemia actual.

¿Cómo podemos poner en práctica esos principios? ¿La gente está preparada para ello?

Como sociedad, debemos crear un fuerte sentido de la solidaridad social. La gente debe unirse tanto en la lucha contra la pandemia como en la lucha contra el cambio climático o la forma como construimos nuestras ciudades. Crear solidaridad entre las partes es muy importante. Y necesitamos un compromiso con la justicia, para que todo el mundo pueda sentirse parte de una solución colectiva, lo que significa cambiar de un paradigma de competitividad a uno de cooperación, a un paradigma de respeto por la naturaleza y vivir dentro de los límites naturales. Todo esto implica cambios específicos en nuestro sistema alimentario, en el transporte, en los edificios, en la energía, etc. Si aplicamos estos cambios para vivir dentro de los límites planetarios, reduciremos el riesgo de futuras pandemias y otros riesgos.

Como miembro del Comité Asesor Internacional del máster de Salud Planetaria, ¿puede aportar algún consejo para los estudiantes de la UOC y futuros expertos en salud planetaria?

Los jóvenes son absolutamente esenciales para abordar los retos de la salud planetaria, el cambio climático, la pérdida de diversidad, etc. Necesitamos su energía, su activismo, su compromiso. Como estudiantes y como profesionales deben pensar con la máxima amplitud de miras posible. Si les gustan las ciencias físicas, está bien, pero también está bien que hagan cursos de biomedicina, por ejemplo, y viceversa. Si les encantan las ciencias duras, eso es bueno, pero que hagan también algún curso de antropología y ética. 


Los animo a ser valientes y a acostumbrarse a salir de su zona de confort. Y, quizás lo más importante, no perder la esperanza. Necesitamos esperanza para abordar los grandes retos a los que nos enfrentamos. Les hemos legado un mundo que está lleno de desafíos, pero confío en que podrán encararlos.

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