«Es vital cuidar de los eventos de cultura popular para que no se transformen en simples atracciones turísticas»

 Alba Colombo

Alba Colombo

01/09/2022
Teresa Bau
Alba Colombo, profesora e investigadora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC

 

Alba Colombo, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, es la investigadora principal de Festivals, Events and Inclusive Public Space (FESTPACE), un proyecto europeo que analiza el uso de los espacios públicos en Europa para todo tipo de eventos y que se plantea cómo estos acontecimientos —ya sean culturales, sociales, comerciales, etc.— pueden ser más inclusivos y crear interacciones entre distintos grupos étnicos y culturales. El proyecto estudia el uso del espacio público en cinco ciudades (Barcelona, Glasgow, Londres, Gotemburgo y Dublín), y cuenta con la participación de universidades de estos países. En Barcelona, la UOC lidera el proyecto, con la colaboración del Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB).

¿Cuáles son los objetivos del proyecto y cuál es el interés de la UOC en participar en él?

FESTPACE estudia tres grandes ámbitos: espacio público, eventos e inclusión social. Intentamos descubrir hasta qué punto un evento que tiene lugar en el espacio público tiene aspectos de inclusión y de diversidad, tanto por lo que se refiere a la acción como por lo que se refiere a la planificación y al desarrollo.

El hecho de participar en FESTSPACE nos permite comparar la investigación que estamos realizando en este ámbito a escala local con iniciativas internacionales. Todo ello generará un conocimiento más amplio. Además, estar presentes en FESTSPACE da visibilidad al trabajo que hacemos como universidad en este campo. 

¿Qué aspectos se han estudiado en la ciudad de Barcelona? ¿Y en las otras ciudades?

En Barcelona hemos analizado eventos culturales de tres tipos: de industria cultural (festivales de cine, teatro, literatura, música, etc.), de cultura tradicional y popular (eventos vinculados al calendario festivo, como fiestas mayores, la Mercè, etc.) y de diversidad cultural, que son muy importantes para nosotros (por ejemplo, el Año Nuevo Chino, el Día de Pakistán, el Día Nacional de Ecuador, etc.).

En Glasgow, la Universidad de Escocia Occidental ha estudiado eventos y festivales en espacios concretos, como George Square, donde se celebran todo tipo de festivales y actos públicos y comerciales. En Londres, la Universidad de Westminster se ha centrado en el estudio de los parques, principalmente Finsbury Park. La Universidad de Gotemburgo ha analizado la gobernanza de los eventos culturales públicos, mientras que la Universidad Tecnológica de Dublín ha puesto el foco en eventos conmemorativos.

¿Qué características hacen de Barcelona una ciudad interesante en el ámbito de los eventos en espacios públicos?

Cada ciudad se ha elegido porque es significativa en algún ámbito concreto. Barcelona es un caso fantástico por su creatividad, diversidad cultural y cultura popular, y también porque se celebran grandes eventos de la industria cultural. 

«Barcelona es un caso fantástico por su creatividad, diversidad cultural y cultura popular»

¿Qué conclusiones habéis obtenido sobre Barcelona y el grado de inclusión que suponen los eventos que se celebran en el espacio público?

Hemos visto que hay eventos más inclusivos que otros: depende del tipo de evento, de si se hace en un espacio abierto o cerrado, etc. Para poner un ejemplo, un festival como el Sónar es más diverso e inclusivo que el Día Nacional de Ecuador, mientras que el Día Nacional de Filipinas, celebrado en la calle, es más inclusivo que otros eventos que tienen lugar en espacios comunitarios cerrados. 

Con el objetivo de conseguir que los eventos que usan el espacio público sean más inclusivos e integradores, hemos diseñado una guía orientada a gestores, responsables políticos, investigadores, etc. que muestra cómo organizar acontecimientos y festivales en espacios públicos en beneficio de la comunidad y evitar que sean algo que privatice el espacio público o que se gestionen de forma que excluyan algunos grupos.

¿Cómo habéis visto los eventos culturales de la ciudad?

Barcelona tiene una marca muy potente y algunas empresas de producción de eventos culturales organizan iniciativas comerciales que utilizan el espacio público sin tener ningún vínculo con la ciudad. Pienso, por ejemplo, en el Barcelona Beach Festival, de música electrónica, o en el Holi Festival, organizado por una productora holandesa con una finalidad puramente comercial y totalmente excluyente.

«Barcelona tiene una marca muy potente y algunas empresas utilizan el espacio público para organizar eventos comerciales que no tienen ningún vínculo con la ciudad»

En cambio, festivales como el Sónar o el Primavera Sound han nacido en la ciudad y, aunque tienen una marca global, son parte del patrimonio cultural de Barcelona.

Los festivales de cultura popular, como las fiestas de Gràcia o de Sants, son vitales para el pulso cultural de la ciudad. A veces sería necesario cuidarlos un poco más y dialogar con los grupos organizadores locales para que sigan siendo fiestas locales y no estén tan masificadas y acaben convirtiéndose en una atracción turística.

«Las fiestas de Gràcia o de Sants son vitales para el pulso cultural de la ciudad»

Las estrategias neoliberales utilizan los grandes eventos culturales como plataforma de desarrollo social y turístico. Lo hemos visto a lo largo de los años, desde la Exposición Universal hasta el Fórum de las Culturas, los Juegos Olímpicos, el Mobile World Congress, etc. Es vital cuidar de los eventos de cultura popular para que no se transformen en simples atracciones turísticas y pierdan su esencia. En algunos casos, las asociaciones locales quieren celebrar fiestas solamente para los barrios, sin atraer a los turistas. Un ejemplo de ello es la fiesta de los Cors Muts, en la Barceloneta.

Entre los resultados del proyecto, se ha hecho una gran base de datos de eventos culturales en Barcelona, realizada en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona —especialmente con el ICUB—, así como una cartografía de los eventos.

Se trata de una serie de mapas descriptivos y analíticos que incluyen 340 eventos culturales, estructurados en función de si son de ciudad o de barrio. Los hemos comparado con datos de movilidad, presencia de inmigración, de turismo, etc. También hemos podido disponer de datos proporcionados por el Departamento de Cultura. Presentaremos este documento en el congreso Culturopolis, que tendrá lugar en septiembre.

Otro punto destacado de vuestra investigación es el análisis de los pregones de la Mercè. ¿Qué mensajes habéis extraído?

Hemos realizado un análisis textual de los pregones a partir de 1975, desde el inicio de la democracia, hasta 2020. Se trata de un trabajo liderado por el investigador Xavier Villanueva. En este caso, hemos creado un modelo de análisis que creemos que podrá utilizarse en futuros proyectos de investigación y que al mismo tiempo nos ha servido para discutir en profundidad diferentes ideas y conceptos.

Hemos visto que los pregones reflejan tensiones políticas, sociales y de seguridad, reivindicaciones de los trabajadores, etc. También hemos constatado que los pregoneros son un reflejo del color político del ayuntamiento. A modo de ejemplo, un dato: desde la llegada de Ada Colau al consistorio, ha habido muchas más pregoneras que en el pasado. Los pregones y sus análisis estarán disponibles para toda la ciudadanía en una página web.

¿Cómo se aplicarán los resultados del proyecto FESTPACE en Barcelona y en el resto de las ciudades?

Sería fantástico que los políticos se miraran los resultados y tuvieran en cuenta las recomendaciones. Es un proyecto europeo independiente que puede ayudar a mejorar la inclusividad y la diversidad de los eventos en espacios públicos.

El proyecto empezó en 2019 y ha finalizado en julio de este año. Ha vivido de pleno la pandemia de la COVID-19, que ha impactado muy negativamente en el sector cultural. ¿Cómo ha afectado esta situación al proyecto?

La COVID-19 ha afectado a todo el mundo, también a los investigadores, pero sobre todo ha impactado en los eventos de las ciudades. En concreto en Barcelona, ha afectado especialmente a los eventos culturales. Ha cambiado su diseño y su estructura. Hubo muchísima gente (colaboradores, trabajadores, espectadores, etc.) que no quiso que se cancelaran. En muchos casos se optó por mantenerlos, pero en un formato mucho más pequeño para reducir la audiencia y el público. También se observó, en plena pandemia, la transformación del espacio y la participación en las fiestas, como las actuaciones en terrazas y balcones, espacios privados que se convirtieron en públicos y en lugares de participación. Fue una respuesta original a una necesidad latente: superar el aislamiento y sentirse parte de una comunidad.

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